Y allí estaba. De pie mirando una
libreta azul con una letra perfectamente legible. Con sus manos hizo un ademán
con el dedo pulgar para ver cuantas hojas escritas había. Para su sorpresa la
libreta contaba con una sola hoja. ¡Y solo una carilla estaba rellena de
letras! Por detrás la hoja estaba en blanco. Su cara pasó de duda a embobado, y
de embobado a sentir decepción. Decidió ponerse manos a la obra y leer de una
vez esa historia.
Escrito por: Anónimo. Fecha: Atemporal
Si estás leyendo esto, huye. Huye
lo más lejos posible de este bosque. « Consejo solo válido para seres humanos »
(Escribí esta historia antes de que
ocurriera)
No diré quién soy (solo os daré un
pequeño detalle: no soy un ser humano), simplemente recordadme como un anónimo,
o alguien que le apetecía narrar un suceso tan real como la vida. Se muchas
cosas sobre este bosque. Me centraré en escribir la más leve historia que he
presenciado hace unos meses, puesto que tengo una memoria infalible os
concederé el placer de dar todos los detalles necesarios, no precisamente
exactos, puesto que seré breve. Insisto en la palabra detalle, porque todo
cuenta. Si estás preparado, aquí comienza todo.
—No me parece buena idea…
—Venga ya Tom, antes estabas animado, además tenemos que
celebrarlo. —Lassy miraba a Tom mientras este observaba el suelo como si
estuviera hipnotizado.
—Te lo digo en serio, el bosque no
es un juego de niños —Esta vez ya no miraba hacia el suelo. Alzó su imponente
mirada a los ojos verdes de Lassy. Entonces Lassy se levantó del banco y se
despidió de Tom con un tono borde.
Cerca del banco en el cual Tom se
encontraba sentado y pensativo, Lassy no paraba de dar diez pasos y vuelta. Así
durante veinte eternos minutos. Esperaban por Joel. Fue entonces que un coche
aparcó y de él salió Joel. Acercándose a ellos, con una sonrisa de oreja a
oreja, Joel les saludó.
— ¿Preparados para la gran
aventura?—Alzó la voz con un tono muy alegre. Pero poco le duró esa sonrisa al
ver la cara de enfadada de Lassy y de desánimo de Tom.
—Pasa que nuestro amiguito no
quiere ir al bosque porque tiene ‘’miedo’’. —Dijo Lassy alzando las manos e
imitando una voz burlona.
—Vamos a ver Tom, que acampamos una
noche y ya está. No pasará nada, créeme. Ya estuve ahí y me lo conozco bastante
bien. —Lassy notó que Joel estaba mintiendo. Pero mentía por una ‘’buena causa’’.
—Iré, pero solo si nos vamos por la
mañana. No pienso estar mucho tiempo allí. Una noche y ya. —El desánimo de Tom
no cambiaba por mucho que Joel intentara convencerle.
Joel hizo una seña con la cabeza a
Lassy. Esto quería decir que era hora de ir a por la tienda de campaña y demás
materiales. No pasaron diez minutos y ya habían llegado a casa de Lassy. Tom
estaba con más humor, de vez en cuando se metía con Lassy. La lista para
acampar en Nördick Forest era larga. Muy larga.
—Vamos a ver…. Hacen falta..mmm..
Velas, linternas, la tienda de campaña..—Al decir tienda de campaña Lassy puso
los ojos en blanco, signo de que era obvio que era imprescindible.
—Comida, bebida..—Siguió Tom.
—Mantas, muchas mantas, que estamos
en invierno chicos. —Afirmaba Joel.
Ya eran las nueve de la noche. Allí
oscurecía bastante temprano, por lo tanto tuvieron que subir al frondoso monte
tan rápido como fuera posible. Llegaron a una de las tantas entradas (ni
siquiera era una ‘’entrada’’ como tal, solo era una de las desviaciones que
tiene el bosque, y como esa, hay miles). Se encontraban plantados ante un
cartel con tres nombres –Ruta 33- -Desviación 24- y –Río 13-.
— ¿Qué hacemos?—Preguntó Tom.
—Creo que deberíamos tomar la Ruta
33—Dijo Lassy.
—Pues..dicen que hacia la
Desviación 24 hay una llanura para acampar—Joel hizo un gesto de indiferencia,
realmente a él no le importaba donde acampar.
— ¿Cómo que dicen? ¿No era que ya
habías estado aquí antes?—Gritó enfadado Tom.
—Y he estado, pero en otra
desviación.
— ¡Dejad de discutir! Tomamos la 24
y asunto zanjado.
A ritmo constante iban los tres,
sin parar y en silencio. Parecían una tribu concentrada para cazar animales.
Cada uno pensaba en sus cosas, sin preocuparse por el de al lado. El miedo
acechaba, aunque era normal. Ninguno sabía dónde estaban. No tardaron mucho las
ramas de los árboles a ceder, puesto que por la noche siempre caen muchas
ramas, como los pelos de la cabeza de una persona durante el paso del tiempo.
La sincronización de pasos que llevaban los pies de los tres, rompió en cuanto
encontraron donde acampar.
—Bien, la tienda de campaña se hace
sola. Solo hay que buscar los clavos y el martillo. —Las manos de Lassy estaban
pálidas, y ésta no paraba de soplarlas haciendo fricción para no congelarse.
—Vale, entonces...allá vamos. —De
su mochila Tom sacó los clavos y el martillo. De hecho, fue el quien preparó la
tienda de campaña. Lassy y Joel se dedicaron a la iluminación encendiendo tres
velas.
—Tengo una idea chicos. —Dijo Joel,
sacando una bolsa de marihuana de sus bolsillos. Por lo que a las caras
respectaba, todos estuvieron de acuerdo en fumar y pasar una buena noche allí.
En un camino desconocido, entre unos longevos árboles y un suelo allanado. Fue
tal la suerte que tuvieron, que a casi tres metros había troncos, en forma
escalonada, que eran cómodos para sentarse.
Pasaron las horas contando
historias del pasado, historias inventadas, jugando a las cartas..Hasta que
Joel quiso tomar la palabra.
—Os contaré una historia, que se
cuenta en mi familia generación tras generación sobre la Desviación 24. Tras
este nombre hay muchas especulaciones. 24 es un número que si sumas dos más
cuatro, es igual a seis. El seis es un número diabólico. Dicen que cada seis
años, un ente aparece en la Desviación 24. Y que ese ente pide agua. Si no le
das agua, te mata. Así de simple. Y adivinad…hoy es el año en el que ese ente
se aparece, en cualquier momento…
—Joel…es la historia más cutre
jamás contada que he escuchado a lo largo de toda mi vida. —Dijo Lassy a carcajadas,
contagiándole la risa a Tom. Pero la cara de Joel no denotaba humor, a pesar de
haber fumado toda la noche.
Joel decidió dejar la situación a
un lado. Entonces, entraron a la tienda de campaña y durmieron hasta el día
siguiente. O eso creían. Tom despertó, pero Joel y Lassy ya estaban hace
bastante rato activos.
—Creo que mi reloj está mal, marca
las diez de la mañana y aún es de noche. ¿El vuestro que hora marca?—Preguntó
Tom.
—El mío marca las once. —Dijo
Lassy.
—Pues el mío las doce. —Joel miró a
los demás con cara preocupante. Después, todos se miraron como si fueran a
hacer lo mismo. Y de hecho lo hicieron. Miraron sus móviles, pero estaban sin
batería. Las velas se habían consumido, pero disponían de linternas
recargables. A todos les empezó el corazón a ir más rápido. Salieron de la
tienda de campaña.
— ¿No tendría que ser de día?
—Si Lassy sí. Déjame asimilar lo
que está pasando. Porque aún no sé qué es lo que está pasando. —Dijo Tom.
—Seguro que por los efectos de lo
que fumamos se nos pasó el tiempo más lento y en realidad son las cinco de la
mañana. Suele pasar. —Dijo Joel.
— ¿Y cómo explicas lo de los
móviles?—Preguntó Lassy.
—Fácil, se quedaron sin batería de
tanto usarlos. Os recuerdo que utilizamos internet para buscar historias de
terror.
— ¿Y los relojes con diferente
hora?
—Seguro que los cambiamos ayer sin
darnos cuenta. Yo no recuerdo nada. ¿Vosotros?
Negaron con la cabeza. Pero Tom
rompió el silencio incómodo.
— ¿Y si dormimos de nuevo?
—Creo que será lo mejor.
Seguramente fueron los porros que hicieron que perdiéramos la noción del
tiempo. —Dijo Lassy convencida.
Y así fue. Conciliaron el sueño
todos plácidamente hasta que penetrantes rayos de sol invadieron la tienda de
campaña. Esta vez despertaron todos a la vez, contentos de que ya se hubiera
hecho de día.
— ¿Veis?—Lo que yo decía. Ahora
recogemos y nos vamos. —Dijo Joel.
—Supongo que será lo mejor.
—Respondió estirándose y bostezando Lassy.
Tom estaba tan dormido que no
hablaba. Simplemente se dedicaba a recoger las cosas. Diez minutos tardaron en
estar listos para marchar del bosque. Siguieron por donde habían llegado. Pero
tras mirar varios carteles no encontraron el de salida. A lo lejos, sentada en
el suelo, una turista bien vestida, de mirada sincera y de personalidad fría
leía lo que parecía ser un mapa, junto a otro libro, que contenía información
sobre el bosque. Se acercaron a ella y Lassy preguntó:
—Perdone, ¿Sabe usted como salir de
Nordick Forest?
La mujer se levantó, guardó el mapa
y el libro y se presentó. Decía llamarse Helen, y parecía saber cómo se salía
de allí. Los acompañó a los tres hasta un descampado, en donde había cultivos,
hierbas… Entonces, Joel preguntó:
— ¿Está usted segura de que se sale
por aquí?
—Sí, solo dejadme mirar de nuevo el
mapa, que lo tengo en la mochila. —Le guiñó un ojo a Joel, y Tom se puso
celoso.
—Oiga, si necesita ayuda ya sabe,
sobre cualquier cosa…
—No gracias, tengo todo lo que
necesito, por cierto, no se vosotros, pero yo me muero de sed. ¿Tenéis agua?
Negaron todos con la cabeza.
Entonces, Helen no le dio importancia y procedió a meter las manos en su
mochila para sacar el mapa y mirar por donde estaba la salida.
Pero Helen no sacó de su mochila un
mapa.
Sacó una pistola y disparó.