Vida

Si te has perdido a lo largo de este camino, entonces quiero perderme contigo, mientras escribo palabras que se las llevará el paso del tiempo. Vamos. Camina conmigo.

Contemos cuantas te dejaron de lado. Cuantas veces has perdido el norte. Cuantas veces has tenido ese miedo a volver a un lugar del que ya habías salido. Cuantas veces te has sentido sin esperanza. Cuantas veces has perdido la agradable sensación que te hace sentir la ilusión. Cuantas veces te has dado de bruces contra la realidad. Cuantas veces has abierto tu ser sin saber lo frío que es este mundo. Cuantas veces te has sentido solo. Cuantas veces has perdido seres queridos. Cuantas veces has preguntado al cielo si esta vida es un regalo. Cuantas veces sentiste la presión de no poder escapar de tu peor enemigo, tú mismo. Cuantas veces te han pisoteado sin más. Cuantas noches son un infierno psicológico. Cuantos días sales a la calle y ves gente a tu alrededor, pero nadie te llena. Cuantas veces lo has dado todo por alguien y nadie da nada por ti. Cuantas veces has perdido el tiempo. Cuantas veces te has hecho daño a ti mismo. Cuantas veces has deseado que todo vuelva a ser como antes. Cuantas veces te preguntaste qué hacer para cambiar el presente. Cuantas veces miraste al futuro con motivación y sin embargo, todo se volvió oscuro. Cuantas veces quisieron romper tus metas. Cuantas veces has querido acabar con todo, o quizá todo ha querido acabar contigo. Cuantas veces has deseado tener una mejor vida. Cuantas veces los caminos se dividieron. Cuantas veces nada ha salido como lo planeaste.


Busca el norte, solo tú podrás hacerlo. No caigas en la tentación de malos vicios del pasado. ¿Esperanza? Es lo último que se pierde, y tú eres fuerte. Nunca pierdas la esperanza. Si te ilusionas, ve y consigue lo que crees que será mejor para alcanzar la felicidad. Pero no caigas en la trampa de obsesionarte con ilusiones. Ten los pies en la tierra, la cabeza en el cielo y los ojos al frente siempre. Este mundo es frío, pero tú eres una llama eterna. Eres quien para elegir a seres que te llenan que abren su ser con la facilidad con la cual lo haces tú. Mientras tus seres queridos estén contigo, tengas a quien querer y quien te quiera, no estarás solo. Perder seres queridos a lo largo de este camino es algo natural que tristemente hay que aceptar. Es duro. No le preguntes esas cosas al cielo, él no responderá. Actúa, esta vida sí que es un regalo. Una oportunidad para luchar. Tu peor enemigo eres tú mismo, véncete y ganarás siempre. Por las noches duerme, desconecta del mundo. No pienses. Simplemente desconecta y duerme. Por el día sal a la calle. Conoce gente. Conoce sus vidas. Mírales a los ojos. La mirada lo dice todo. Cada persona es un universo. No son figurantes en tu historia. Si diste mucho por alguien que no dio nada por ti, mejor para ti. El karma existe, nadie se salva. No pierdas el tiempo. Es lo más valioso que hay en esta vida. Aprovéchalo para construir en vez de destruir. No te hagas daño, cuida tu salud y serás más feliz. No mires al pasado. Construye un futuro. Sé paciente. Es difícil, lo sé. Tienes que ser fuerte y constante siempre. El futuro vendrá solo. Nadie puede romper tus metas más que tú mismo. No permitas que nadie rompa tus sueños. Si has querido acabar con todo, nunca lo hagas. A veces retroceder un paso es asegurar dos. Siempre puedes empezar desde cero. Una mejor vida la tendrás si tú quieres tenerla. Los caminos siempre se dividirán. Es algo con lo que hay que vivir, pero es algo bueno. A veces puede llegar a sorprenderte lo inesperado de estos caminos. Si nada ha salido como lo planeaste, no te preocupes. Aprende de ello, planea de nuevo, falla de nuevo y vuelve a planear y a realizar las cosas desde diferentes puntos de vista. Aprende siempre. Aprender es auto realizar a tu persona. Aprende de ti mismo, siempre con la verdad por delante, puesto que no hay fajo de billetes que pague una verdad. 

Capítulo 1, Parte 3 ~El Bosque~

Y allí estaba. De pie mirando una libreta azul con una letra perfectamente legible. Con sus manos hizo un ademán con el dedo pulgar para ver cuantas hojas escritas había. Para su sorpresa la libreta contaba con una sola hoja. ¡Y solo una carilla estaba rellena de letras! Por detrás la hoja estaba en blanco. Su cara pasó de duda a embobado, y de embobado a sentir decepción. Decidió ponerse manos a la obra y leer de una vez esa historia.

Escrito por: Anónimo.                                         Fecha: Atemporal
Si estás leyendo esto, huye. Huye lo más lejos posible de este bosque. « Consejo solo válido para seres humanos »
(Escribí esta historia antes de que ocurriera)
No diré quién soy (solo os daré un pequeño detalle: no soy un ser humano), simplemente recordadme como un anónimo, o alguien que le apetecía narrar un suceso tan real como la vida. Se muchas cosas sobre este bosque. Me centraré en escribir la más leve historia que he presenciado hace unos meses, puesto que tengo una memoria infalible os concederé el placer de dar todos los detalles necesarios, no precisamente exactos, puesto que seré breve. Insisto en la palabra detalle, porque todo cuenta. Si estás preparado, aquí comienza todo.

—No me parece buena idea…­
—Venga ya  Tom, antes estabas animado, además tenemos que celebrarlo. —Lassy miraba a Tom mientras este observaba el suelo como si estuviera hipnotizado.
—Te lo digo en serio, el bosque no es un juego de niños —Esta vez ya no miraba hacia el suelo. Alzó su imponente mirada a los ojos verdes de Lassy. Entonces Lassy se levantó del banco y se despidió de Tom con un tono borde. 
Cerca del banco en el cual Tom se encontraba sentado y pensativo, Lassy no paraba de dar diez pasos y vuelta. Así durante veinte eternos minutos. Esperaban por Joel. Fue entonces que un coche aparcó y de él salió Joel. Acercándose a ellos, con una sonrisa de oreja a oreja, Joel les saludó.
— ¿Preparados para la gran aventura?—Alzó la voz con un tono muy alegre. Pero poco le duró esa sonrisa al ver la cara de enfadada de Lassy y de desánimo de Tom.
—Pasa que nuestro amiguito no quiere ir al bosque porque tiene ‘’miedo’’. —Dijo Lassy alzando las manos e imitando una voz burlona.
—Vamos a ver Tom, que acampamos una noche y ya está. No pasará nada, créeme. Ya estuve ahí y me lo conozco bastante bien. —Lassy notó que Joel estaba mintiendo. Pero mentía por una ‘’buena causa’’.
—Iré, pero solo si nos vamos por la mañana. No pienso estar mucho tiempo allí. Una noche y ya. —El desánimo de Tom no cambiaba por mucho que Joel intentara convencerle.
Joel hizo una seña con la cabeza a Lassy. Esto quería decir que era hora de ir a por la tienda de campaña y demás materiales. No pasaron diez minutos y ya habían llegado a casa de Lassy. Tom estaba con más humor, de vez en cuando se metía con Lassy. La lista para acampar en Nördick Forest era larga. Muy larga.
—Vamos a ver…. Hacen falta..mmm.. Velas, linternas, la tienda de campaña..—Al decir tienda de campaña Lassy puso los ojos en blanco, signo de que era obvio que era imprescindible.
—Comida, bebida..—Siguió Tom.
—Mantas, muchas mantas, que estamos en invierno chicos. —Afirmaba Joel.
Ya eran las nueve de la noche. Allí oscurecía bastante temprano, por lo tanto tuvieron que subir al frondoso monte tan rápido como fuera posible. Llegaron a una de las tantas entradas (ni siquiera era una ‘’entrada’’ como tal, solo era una de las desviaciones que tiene el bosque, y como esa, hay miles). Se encontraban plantados ante un cartel con tres nombres –Ruta 33- -Desviación 24- y –Río 13-.
— ¿Qué hacemos?—Preguntó Tom.
—Creo que deberíamos tomar la Ruta 33—Dijo Lassy.
—Pues..dicen que hacia la Desviación 24 hay una llanura para acampar—Joel hizo un gesto de indiferencia, realmente a él no le importaba donde acampar.
— ¿Cómo que dicen? ¿No era que ya habías estado aquí antes?­—Gritó enfadado Tom.
—Y he estado, pero en otra desviación.
— ¡Dejad de discutir! Tomamos la 24 y asunto zanjado.
A ritmo constante iban los tres, sin parar y en silencio. Parecían una tribu concentrada para cazar animales. Cada uno pensaba en sus cosas, sin preocuparse por el de al lado. El miedo acechaba, aunque era normal. Ninguno sabía dónde estaban. No tardaron mucho las ramas de los árboles a ceder, puesto que por la noche siempre caen muchas ramas, como los pelos de la cabeza de una persona durante el paso del tiempo. La sincronización de pasos que llevaban los pies de los tres, rompió en cuanto encontraron donde acampar.
—Bien, la tienda de campaña se hace sola. Solo hay que buscar los clavos y el martillo. —Las manos de Lassy estaban pálidas, y ésta no paraba de soplarlas haciendo fricción para no congelarse.
—Vale, entonces...allá vamos. —De su mochila Tom sacó los clavos y el martillo. De hecho, fue el quien preparó la tienda de campaña. Lassy y Joel se dedicaron a la iluminación encendiendo tres velas.
—Tengo una idea chicos. —Dijo Joel, sacando una bolsa de marihuana de sus bolsillos. Por lo que a las caras respectaba, todos estuvieron de acuerdo en fumar y pasar una buena noche allí. En un camino desconocido, entre unos longevos árboles y un suelo allanado. Fue tal la suerte que tuvieron, que a casi tres metros había troncos, en forma escalonada, que eran cómodos para sentarse.
Pasaron las horas contando historias del pasado, historias inventadas, jugando a las cartas..Hasta que Joel quiso tomar la palabra.
—Os contaré una historia, que se cuenta en mi familia generación tras generación sobre la Desviación 24. Tras este nombre hay muchas especulaciones. 24 es un número que si sumas dos más cuatro, es igual a seis. El seis es un número diabólico. Dicen que cada seis años, un ente aparece en la Desviación 24. Y que ese ente pide agua. Si no le das agua, te mata. Así de simple. Y adivinad…hoy es el año en el que ese ente se aparece, en cualquier momento…
—Joel…es la historia más cutre jamás contada que he escuchado a lo largo de toda mi vida. —Dijo Lassy a carcajadas, contagiándole la risa a Tom. Pero la cara de Joel no denotaba humor, a pesar de haber fumado toda la noche.
Joel decidió dejar la situación a un lado. Entonces, entraron a la tienda de campaña y durmieron hasta el día siguiente. O eso creían. Tom despertó, pero Joel y Lassy ya estaban hace bastante rato activos.
—Creo que mi reloj está mal, marca las diez de la mañana y aún es de noche. ¿El vuestro que hora marca?—Preguntó Tom.
—El mío marca las once. —Dijo Lassy.
—Pues el mío las doce. —Joel miró a los demás con cara preocupante. Después, todos se miraron como si fueran a hacer lo mismo. Y de hecho lo hicieron. Miraron sus móviles, pero estaban sin batería. Las velas se habían consumido, pero disponían de linternas recargables. A todos les empezó el corazón a ir más rápido. Salieron de la tienda de campaña.
— ¿No tendría que ser de día?
—Si Lassy sí. Déjame asimilar lo que está pasando. Porque aún no sé qué es lo que está pasando. —Dijo Tom.
—Seguro que por los efectos de lo que fumamos se nos pasó el tiempo más lento y en realidad son las cinco de la mañana. Suele pasar. —Dijo Joel.
— ¿Y cómo explicas lo de los móviles?—Preguntó Lassy.
—Fácil, se quedaron sin batería de tanto usarlos. Os recuerdo que utilizamos internet para buscar historias de terror.
— ¿Y los relojes con diferente hora?
—Seguro que los cambiamos ayer sin darnos cuenta. Yo no recuerdo nada. ¿Vosotros?
Negaron con la cabeza. Pero Tom rompió el silencio incómodo.
— ¿Y si dormimos de nuevo?
—Creo que será lo mejor. Seguramente fueron los porros que hicieron que perdiéramos la noción del tiempo. —Dijo Lassy convencida.
Y así fue. Conciliaron el sueño todos plácidamente hasta que penetrantes rayos de sol invadieron la tienda de campaña. Esta vez despertaron todos a la vez, contentos de que ya se hubiera hecho de día.
— ¿Veis?—Lo que yo decía. Ahora recogemos y nos vamos. —Dijo Joel.
—Supongo que será lo mejor. —Respondió estirándose y bostezando Lassy.
Tom estaba tan dormido que no hablaba. Simplemente se dedicaba a recoger las cosas. Diez minutos tardaron en estar listos para marchar del bosque. Siguieron por donde habían llegado. Pero tras mirar varios carteles no encontraron el de salida. A lo lejos, sentada en el suelo, una turista bien vestida, de mirada sincera y de personalidad fría leía lo que parecía ser un mapa, junto a otro libro, que contenía información sobre el bosque. Se acercaron a ella y Lassy preguntó:
—Perdone, ¿Sabe usted como salir de Nordick Forest?
La mujer se levantó, guardó el mapa y el libro y se presentó. Decía llamarse Helen, y parecía saber cómo se salía de allí. Los acompañó a los tres hasta un descampado, en donde había cultivos, hierbas… Entonces, Joel preguntó:
— ¿Está usted segura de que se sale por aquí?
—Sí, solo dejadme mirar de nuevo el mapa, que lo tengo en la mochila. —Le guiñó un ojo a Joel, y Tom se puso celoso.
—Oiga, si necesita ayuda ya sabe, sobre cualquier cosa…
—No gracias, tengo todo lo que necesito, por cierto, no se vosotros, pero yo me muero de sed. ¿Tenéis agua?
Negaron todos con la cabeza. Entonces, Helen no le dio importancia y procedió a meter las manos en su mochila para sacar el mapa y mirar por donde estaba la salida.
Pero Helen no sacó de su mochila un mapa.

Sacó una pistola y disparó. 

Esperanza y Soñar

« ­­Nueve letras, cuatro silabas, un sentimiento »
« Cinco letras, dos sílabas, una ilusión »

Esperanza y Soñar. Son fuertes, como dos entes que se han ido poco a poco del mundo. Soñar siempre camina de la mano de Esperanza. Soñar se metió hace no mucho tiempo en la mente de un humano. No sé el nombre, no sé cómo era, solo sé que fue víctima de Soñar. Pero como Soñar nunca camina sola, tuvo que llamar a Esperanza. El ser humano soñaba con conseguir dinero para su mamá, puesto que esta sufría de cáncer. No sabía cómo conseguirlo, hace dos meses su jefe le había echado de su trabajo, debía impuestos y no llegaba nunca a fin de mes. De todas formas, si no tenía dinero era porque se lo gastaba en las medicaciones de mamá.  Pero él tenía a Esperanza en su cabeza. Soñar le creaba ilusiones. Y Esperanza, sentimientos. Las ilusiones que creaba Soñar eran buenas. Un viaje a Nueva York para tratar con el cáncer, ver una sonrisa esbozada en la cara de mamá, verla feliz, verla con vida. Esperanza creaba sentimiento. Ese sentimiento que todos alguna vez hemos tenido cuando estamos contra la espada y la pared en un callejón sin salida a oscuras, viendo que ninguna luz al fondo nos diga dónde está la salida. Estimaron que a mamá le quedaba medio año de vida. Él juntaba dinero haciendo cualquier trabajo. Limpiando las calles ilegalmente, en el mercado negro, aparcando coches, algún trabajo de pintura…en fin, todo lo que pudiera ganar de dinero iba destinado a mamá y a las facturas. Pagaba impuestos, a veces tarde, otras veces ni pagaba… pero ahorraba para mamá. Pasaron cinco meses y él ya tenía dinero para hacerle el tratamiento a mamá. Pagó el viaje a Nueva York, entonces mamá consiguió entrar al hospital donde sería operada. Pasaron dos semanas, los doctores tenían expectativas altas, comunicándole a él que todo saldría bien, que ya no hacía falta que él se quedara con mamá en el hospital. Entonces decidió ir a un hotel. Pasaron dos días. Él decidió visitar a mamá. Fue hacia la sala donde estaba mamá, pero vio las caras de los doctores y no le agradó nada, de hecho uno era principiante y estaba llorando. Fue entonces que Soñar y Esperanza abandonaron a él. No me preguntéis el final, lo dejo a vuestra lógica o imaginación.

¿Qué contenido podemos leer en El Arca Literario?

Principalmente historias que escribo. Pero también subiré pequeñas reflexiones sobre cosas que se me ocurran. Pueden ser temas como <La verdad, la mentira, el odio, el amor etc.> Pero me centraré bastante más en escribir mis historias. Me hace ilusión y lo paso muy bien. Quién sabe, quizá en un futuro se me de por subir reseñas de libros (?)

¿Qué es El Arca Literario?

El Arca Literario es mi blog. Un lugar que uso para guardar historias que se me ocurren diariamente. De paso lo publico por si alguien quiere entretenerse cinco minutos y desconectar de la realidad. Por eso mismo lo llamo El Arca Literario. Lo veo como un Arca en el que subes, visitas pequeños mundos y tú decides cuando parar en un puerto. Dicho está, subid a esta Arca mágica, explorad mundos, ¡Vosotros diréis en que puertos os queréis bajar!

Capítulo 1, Parte 2~El Bosque~

II
Entró y el penetrante frío se apoderó de su cuerpo. Respiró y se le congelaron los pulmones. Exhaló y salió una pequeña bocanada de aire muy denso. Antes de examinar la habitación, notó que esta olía no excesivamente mal, sino a encerrado y viejo. Se notaba el estado en el que se encontraba la casa por eso. Hasta un ciego podría describirla. Lo que más le llamó la atención fue una vela situada en el centro de la casa. Estaba situada en un altar cilíndrico bastante decorado con formas extrañas, como curvas y símbolos de cuervos. La vela estaba encendida. Pero no encendida con el color normal de una llama, sino que era un color verde apagado. Alex se acercó y la tocó. Notó que estaba sujeta al altar y lo más extraño de todo, que no desprendía calor. Intentó sacar una conclusión lógica de todo aquello. « No noto el calor por el frío que hace aquí dentro » Pensó. Pero quién sabe…en aquel lugar todo vale. Decidió seguir examinando la habitación. Una estantería se hallaba a unos pocos pasos del altar. Contenía libros usados y bastante descuidados. A pocos de ellos se le entendía la letra.

No encontró ninguna libreta azul. Allí solo había libros y más libros. Fue hacia el escritorio, que estaba al lado de la puerta de entrada. Había dos hojas sueltas, escritas con letras ilegibles. Parte de la suciedad del escritorio venía de la tinta que había desparramada por su superficie. El botecito de tinta estaba en el suelo, vacío y su recorrido de tinta por el suelo dibujaba una línea con ondulaciones, parecida al sonido representado gráficamente. Pero observó que no había ni una sola pluma en casa.

Tras no hallar nada en la casa, pensó que era tiempo de descansar. Por suerte allí había una cama. Y por increíble que parezca, era abrigable y no estaba tan poco cuidada como los demás muebles de allí. Una sábana la cubría y una manta de piel de oso por encima. La almohada era lo más normal de ese lugar. O eso parecía hasta que notó algo duro debajo de ella. La levantó y encontró una libreta gastada y desgarrada, con una pluma marcando la página final. Algo raro había en la libreta. Tenía candado.

El hecho de que el escrito tan importante para Alex estuviera bajo candado, le desilusionó, pero no le quitó la esperanza. Se levantó de la cama y fue al escritorio para examinar bien las dos hojas que antes ojeó. Tenían dibujos, y uno de ellos era el candado. Y otro la vela. El último dibujo eran llamas y una casa.

Se pasó bastantes horas durante la noche pensando mientras cenaba bocadillos de carne que tenía en la mochila. Agua tampoco le faltaba, podía proveerse en el río si hacía falta. Cuando cerró los ojos para dormir, le vino una idea descabellada. Pensó que si quizás quemaba el candado con la vela que no desprendía calor, este se liberaría. En ese momento estaba bastante lejos del altar, estaba sentado en su cama. Pero decidió acercarse un poco mientras miraba fijamente la vela. Algo impresionante le obligó a desviar su atención. Entre la vela y el candado, una estela de color verde iba y venía. Era como un vínculo entre esos dos objetos. También empezó a sentir un pequeño calor que aumentaba progresivamente a medida que se acercaba hacia la vela. Su llama pasó del verde apagado a un verde alegre e intenso.



Fue entonces que Alex acercó el oxidado candado a la respectiva vela. Era increíble, la vela no consumía las hojas de la libreta por mucho que alguien pretendiera hacerlo. El candado estaba curándose al parecer. Pasó de color cobre a color plata, y de plata a color oro. Por último se quedó en color blanco y se rompió en mil pedazos. Abrió la libreta, y su boca abierta definía lo sorprendente que es encontrar algo impresionante para ti, después de tanto tiempo haciéndolo. Alex empezó a leer por fin lo que él más buscaba. Era hora de saber toda la verdad sobre ese sitio.

Capítulo 1, Parte 1~El Bosque~

Introducción
El bosque ‘’Grindium’’ está situado en un misterioso páramo. Es conocido por sus antiguas historias fantásticas, pero es real. Lo cual le da un ambiente inseguro, enigmático y a la vez bastante curioso. Se dice que turistas nunca más volvieron a sus casas, quizá decidieron vivir allí, otros volvieron con problemas psicológicos y sin embargo, una pequeña mayoría volvió perfectamente bien pero sin contar lo que en Grindium vieron. De esta última, son un pequeño porcentaje, quizá el siete por ciento. Pero hoy nos centraremos en como tres personas llegaron a narrar la verdad sobre el bosque.

I
Alex caminaba tranquilamente mirando hacia el suelo, hasta que por el bordillo de los ojos vio un cartel. Era fácil deducir que ese cartel llevaba ahí años, bastaba con mirar su madera gastada o los pequeños trozos de punta que le salían de la base. Señalaba dos caminos. « Ala este de Grindium » « Centro del páramo ». Decidió seguir hacia el centro del páramo porque solo quedaba a tres kilómetros si seguías recto. Pero a Alex le interesaba más ver por donde se subdividían los caminos. Daba la impresión de que al bosque lo había hecho alguien con mente de arquitecto, porque los caminos empezaban dividiéndose en dos, después en cuatro y después en seis, hasta volver a empezar (Y todos los caminos tenían pequeñas desviaciones, las cuales también se dividen respetando el mismo patrón). Así todo el rato. Ese efecto conseguía hacer miles de caminos a lugares desconocidos.
Cuando llevaba más o menos media hora caminando, se sentó en unas húmedas rocas al lado de un río que seguía su recorrido lentamente. De su mochila sacó una cantimplora y dos trapos del tamaño más grande que la palma de su mano. Procedió a llenar la cantimplora y a mojarse la cara. También aprovechó el momento para lavar sus zapatos, que tenían un poco de tierra. Alex no estaba allí para lavarse y beber, sino que para encontrar la casa ‘’Brind’’. Ésta se hallaba en un camino que había detrás del río. Ese camino casi no se veía por la hierba y los setos, además de los abrigables y grandes árboles que cubrían parte del bosque. Diez minutos andando y ya estaría en la casa ‘’Brind’’, para encontrar lo que él más quería.
Mientras más caminaba más pensaba. Había estudiado las historias sobre el bosque desde que encontró un artículo en internet sobre avistamientos de personas que nunca salieron de allí. Según el artículo, se avistó sobre media noche a una persona mayor, de nombre George. Pero había poca información, y Alex, con la curiosidad de su profesión, sabía que si hallaba al menos un objeto que explicara dicho hecho, ganaría la página principal del periódico y le subirían el sueldo.

Casi sin inmutarse, ya estaba en frente de aquella casa rústica, vieja y destartalada. Con el techo de madera y paja cubriendo su superficie. Las ventanas estaban sucias y unos cuantos escalones estaban comidos por termitas. Pero había un aura en la casa que la hacía especial, o quizá elegante. Sin más dilación decidió subir esos arruinados escalones, con la vista al frente y perceptivo por si algún percance ocurría. La puerta entre abierta daba una sensación de misterio, y el aire rozando su cuerpo produciendo un escalofrío desde su columna hasta los hombros, hacían que el ambiente fuera además de cabalístico, interesante. Puesto a ello, empujó la puerta, y lo que encontró lo dejó más que perplejo.